martes, 31 de julio de 2007

Al Aire

La vida a veces

Carece de alegrías propias de ella,

La única forma de difundirla

Es arrancándola de tu revés.

Aunque sigas con aquella certeza

De que ningún día, ningún día,

La sacarás de tu cabeza.

Ya sea diez, quince, treinta años,

Esperando aquella respuesta,

Y ese poderoso escudado de su jineta

Por pagar, espera, y esperará todavía.

Insisto la vida a veces,

Carece de alegrías propias de ella.


Dedicado para esas madres que carecieron de felicidad, aquella felicidad que entrega un ser querido ya sea hijo, hermano o amigo. Felicidad la cual fue arrancada desde su lado y nadie paga por ello.

No hay comentarios: